sábado, 11 de septiembre de 2010

Juegos del amor

Hoy es el turno de un relato sencillo, de esos que a veces escribo.

Juegos del amor


Ella lo miró, y comenzó a soñarlo. Él la miró, y comenzó a soñarla. A través de un cristal consiguieron amarse: sin tocarse las manos, sin un beso siquiera. Y sus corazones sin saber que se anhelaban mutuamente.

El tiempo se disfrazó de hechizo, y los fue uniendo en los brazos de un cielo nacido por ellos y para ellos. Incontables lunas recorrieron su mundo.

Y cuando el laberinto dejó de ser laberinto, jugaron a inventarse. Se elevaron soberbios ante los ojos del otro, irrepetibles. Ella tuvo todo lo que él podía esperar de una mujer. Él se volvió el hombre que ella aguardaba desde niña.

Hasta que un día se encontraron: los ojos brillantes, las sonrisas tiernas, los sueños fundiéndose en uno solo. Hasta que un día se dijeron te quiero, hace tiempo que te quiero, hace tiempo que espero que me quieras.

Hasta que un día (ese mismo día) llegó el fin. El inmenso amor que había sabido unirlos, y que acababa de escapar de las reglas de lo imposible, era tan perfecto que sólo duró un segundo.

Bastó sentirse para darse cuenta de que ya no eran los mismos. O, pensándolo mejor, de que seguían siendo los mismos. Tanto se habían inventado que no lograban reconocerse.


Alejandro Laurenza

13 comentarios:

Maribel Romero dijo...

Qué bonito, Alejandro, y qué cierto. A veces es mejor no forzar al amor y mantenerlo en ese estadio de fantasía, de irrealidad, de ensoñación. Los amores platónicos siempre son más intensos que los reales.
Un abrazo.

raúl dijo...

Excelente relato breve. A veces, idealizar algo obliga a que se mantenga así para siempre, o se esfumará de inmediato. Abrazo.

Mián Ros dijo...

Excelente, Alejandro.
Y creo que es así, el amor no entiende de matemáticas, pues el deseo que uno siente es infinitamente inalcanzable en un mundo real; no hay multiplicación posible que revele la precisión soñada.

Un fuerte abrazo.
Mián Ros

Blanca Miosi dijo...

Alejandro, me identifico totalmente. Es como estar enamorado del amor. A veces es preferible dejar todo en la imaginación que acercarse a la realidad. Será por eso que me gusta tanto escribir.,,

Besos,
Blanca

Alejandro Laurenza dijo...

Maribel, Raúl, Mián, Blanca,

Se nos abre una disyuntiva: vivir el amor platónico, o aceptar al otro como es, sin inventarlo, y vivir entonces el amor real. Aunque para decir verdad siempre estaremos un poco en el medio (como en cualquier relación) entre la realidad y lo que nosotros esperamos.

Un abrazo y gracias por comentar! :-)
Ale.

Anónimo dijo...

Muy buen relato. Quizás a veces la mejor manera de reinventarse es conocerse, no? .

este párrafo me gustó mucho:

Hasta que un día se encontraron: los ojos brillantes, las sonrisas tiernas, los sueños fundiéndose en uno solo. Hasta que un día se dijeron te quiero, hace tiempo que te quiero, hace tiempo que espero que me quieras.

Alejandro Laurenza dijo...

Horacio,

Tarea ardua esa de conocerse, no? Y que nunca se completa...

Un saludo,
Alejandro.

Tessa dijo...

Hola:
Creo que el amor hay que inventarlo todos los dias, para no caer en la rutina.

Saludos
Tessa

Alejandro Laurenza dijo...

Muy cierto, Tessa. Es una responsabilidad compartida.

Saludos,
Alejandro.

Lola Mariné dijo...

La imaginación es un arma de doble filo.
Lástima, era un amor tan bonito...

Alejandro Laurenza dijo...

Así es, Lola. El próximo amor será. :-)

Un saludo,
Alejandro.

Rosita Fasolís dijo...

Ah, sí. Nos esperamos sin sabernos, nos dibujamos en la niebla dulcemente; nos esperamos sin esperarnos. Y un día: ahí estamos, frente a frente. Mas uno de los dos ha perfeccionado su dibujo. ¿Siempre?. No sé. Y el otro aún lleva los colores en las manos. Luego.... Sí: tu relato, muy poético, es hermoso y delicadamente profano al amor. Ro.

Alejandro Laurenza dijo...

Sí, Ro, me parece que los dibujos siempre se perfeccionan un poco. Y luego hay que estar atentos, para no caer en la tentación de exigirle al otro que respete a rajatabla lo que hemos dibujado.

Un abrazo,
Ale.