domingo, 24 de noviembre de 2024

Domingo

Domingo. Arrancamos la segunda lectura de la prueba de impresión. Siempre aparece alguna cosita para corregir, detalles mínimos a esta altura. Incluso después de publicado, uno sabe que algo más va a encontrar: se lo acepta entonces y se lo anota mentalmente, para futuras reediciones. 

Vamos así redondeando.

jueves, 10 de octubre de 2024

La lucha silenciosa

Hay días, semanas, en que me duele el cuerpo de tanta caminata con los libros. Las piernas, la espalda, el cuello. Lo exijo hasta dejarlo con la lengua afuera, al pobre. Él me reclama. Yo le digo: bueno, está bien, paramos un poco, hacemos trabajo de oficina. Y apenas lo veo mejorado, zas, lo vuelvo a exigir.

Es una lucha entre nosotros dos. No habrá ganadores. Lo único que le pido es el movimiento continuo, el esfuerzo razonable, sin que llegue a romperse. Él sabe que lo quiero y lo necesito, aunque me cueste demostrárselo.

sábado, 28 de septiembre de 2024

Encuentros (XLII)

Misiones. Iguazú. Unos días de descanso. Hago la cola en el hotel, durante el desayuno, para servirme café con leche. De repente viene una señora y me dice: perdón que te moleste, ¿vos sos el escritor? Sí, sonrío, ¿de dónde nos conocemos? Te compré un libro en una peluquería de Boulogne, me cuenta, lo estoy leyendo.

Vamos ahora de excursión a Cataratas, con algunos libros de El tesoro de Camilo, en la mochila. El coatí, el yaguareté y sus amigos prometen quedarse a dar una vuelta por la selva que los vio nacer.

Algo bueno va a salir.

domingo, 22 de septiembre de 2024

La página

Escribís una página. La leés, la corregís, la volvés a leer. Repetís el ciclo, sin forzarlo. Hasta que en un punto tenés la sensación de que está bien, de que contiene armonía en sí misma, y está diciendo algo que aporta al todo.

Es una cosa que no se explica, hay que sentirla. Si no se siente al momento de la escritura, las correcciones posteriores (varios meses después) resultan mucho más laboriosas. Lo digo por experiencia. 

lunes, 16 de septiembre de 2024

La certidumbre del fuego

La certidumbre del fuego. Es el título de la novela para adultos que ahora estoy escribiendo. Se trata de un drama situado entre los años sesenta y ochenta, narrado en primera persona y en tercera, dependiendo de los personajes que intervienen. Un acercamiento a las familias paralelas de un mismo hombre, que tan comunes eran en aquella época, donde casi todos sabían pero se seguía viviendo como si nada ocurriera.

Creo que vamos bien. Empiezo a sentir que los personajes cobran vida, que no se quedan en meras figuritas de cartón. Con paciencia, algo bueno puede salir. Así lo deseo.