miércoles, 22 de abril de 2020

El mago Pascualito por Eva Pérez Meis

Tengo el gusto de que Eva Pérez Meis, en el marco de El día del Libro de Sant Jordi 2020, haya leído y grabado con su linda voz, varios de los cuentos de El mago Pascualito.

¿Les gustaría escucharlo? Acá va el audio.


lunes, 13 de abril de 2020

Mis ebooks infantiles

A instancias de la cuarentena global que estamos viviendo, me decidí a digitalizar mis libros infantiles; los mismos que hasta hace poco podía ofrecer en papel libremente por la ciudad, eligiendo barrios y medios de transporte sin pensar demasiado, dejándome llevar por la intuición y las ganas del momento; hoy se hacen ebook y se montan a un medio diferente, el de los ceros y unos y la telaraña de internet, que (afortunados de ellos) mantienen el privilegio de desplazarse, sin tener que esperar que les toque la hora del permiso.

Dicho lo anterior, es a la vez una buena oportunidad de explorar nuevas alternativas, de buscar caminos distintos, para que estos cuentos que se escriben en soledad, destinados en principio a conmover y sacarle una sonrisa a ese niño que aún soy, alcancen tal vez a pequeños lectores, cercanos o distantes, a los que de otro modo no hubieran llegado.

Así, quedaron plasmados en formato electrónico la serie de Cuentos de Toba y Fuz (El diario de Toba, Los cuentos de Toba, El diario de Fuz), El mago Pascualito, la serie de Toba y Fuz para bebés (Toba y los colores, Fuz y la formas, Croack y los números), en inglés (Colors with Toba, Shapes with Fuz, Numbers with Croack), y se dio el gusto de irrumpir un librito para bebés que hasta ahora no había hallado lugar en soporte físico: Los sueños de Pascualito, del que seguramente dedicaré más adelante una entrada especial.

Están disponibles en Amazon para ser leídos en su famoso lector Kindle, pero también para PC, Tablet o Teléfono móvil, descargándose primero la aplicación gratuita correspondiente.




Los encuentran en el siguiente link:

http://relinks.me/AlejandroLaurenza

#ebooks #kindle #kindleunlimited

jueves, 9 de abril de 2020

Coronavirus

Un poema, hoy.

CORONAVIRUS

Nos paralizó el corona,
nos dejó quietitos
en casa
con la aceptación sumisa
de quien sabe
(de quienes creemos saber)
que está haciendo
lo que debe.

Nos tomó por asalto
el corona,
vino de lugares remotos,
de sitios
de los que apenas
hemos escuchado su nombre
(o ni siquiera eso),
nos agarró de los pies
y nos dejó plantados
en casa,
a nosotros,
justo a nosotros
que estamos definidos
por el movimiento.

Nos digitalizó a la fuerza
el corona,
nos descendió
a puntos inimaginables
de abstracción y lejanía;
todos los abrazos
se volvieron virtuales
y los besos
y los mates
y la espera.

Nos tiene acá el corona,
entretenidos y encerrados:
anhelando que la vida
vuelva a ser.

(Abril de 2020)

ALEJANDRO LAURENZA

martes, 7 de abril de 2020

La crisis de escritura

Venía con una crisis de escritura. Bastante tiempo sin poder soltar los dedos en el teclado o la birome en el cuadernito. La sensación conocida, asfixiante, de no poder volver a hacerlo más.

Si algo me mantenía firme, era el hecho de saber que estas cosas nos pasan periódicamente a quienes nos dedicamos a escribir. Bloqueos, les dicen. Pueden ser breves o largos, larguísimos: al menos así parecen mientras los transitamos.

Pero buen. Una semana antes de la cuarentena opcional (no la obligatoria, la opcional), logré empezar a sacudírmelo tímidamente. Me aferré a ciertos lugares y personajes sobre los que tenía ganas de contar, en clave de historias para niños, y poco a poco, me fui soltando, me volví a entusiasmar (en el fondo, toda crisis personal no es sino de entusiasmo, de sentirse vivo en lo que uno está inmerso).

Así llegué entonces a la primera de las cuarentenas. Escribiendo. Así transité la segunda, y me metí en lo que podríamos llamar la tercera, aunque por acá le digan con asepcia segundo ciclo.

Ahora ya no tengo dudas de que lo puedo seguir haciendo: ni intelectual ni emocionalmente. Puedo escribir sin tener que pensar, como si volviera a andar en bicicleta. Ahora lo que intento, sin embargo, es resolver la otra crisis (en la que nos metimos la mayoría de las personas), la crisis de ingresos.

De esa sabremos también salir.