domingo, 19 de diciembre de 2010

Fuz

Comparto aquí un relato de El diario de Toba.


Fuz


Fuz es el líder de los gatos. Los tiene a todos cortitos. Es aguantador Fuz, no es autoritario, pero no deja que se pasen de la raya.

El pelo de Fuz es muy largo y de color gris. Y tiene pechito blanco; la pecherita, como dice papá. Además se para muy señorón, con porte. Y parece que el pelo lo peina siempre, para llamar la atención.

Mamá dice que es el gato de la casa, y papá también lo dice. Pero cuando papá se pone celoso (porque Fuz le lleva más el apunte a mamá que a él) lo descalifica, y dice que Monigotón es el gato de la casa, para hacerlo rabiar. Igual fuz no se da por enterado, porque es un gato muy independiente, muy seguro.

La verdad es que yo no sé, porque tiene varios nombres Fuz. A veces le dicen Fuz, a veces le dicen Mish, a veces Michifuz, y otras gato de porquería (sobre todo cuando se hace el vivo, y desaparece por unas horas). Y como yo no sé, le digo Fuz, que es cortito y además me gusta.

Por momentos el que se pasa de la raya es él. No le alcanza con ser el líder de los gatos, y quiere ser también el líder del perro, pero a mí eso no me gusta. No hay que confundir los roles.

Cuando corro mucho, y me olvido de quién soy, y le paso cerquita cerquita, él se enoja. Pero yo sigo corriendo, y él capaz se esconde detrás de la parra, vengativo, y cuando paso por ahí se me tira encima. Entonces mamá viene rápido a retarlo, para que no abuse, no sea cosa que el perro se revire y nos quedamos sin Fuz. Igual yo no le hago nada, porque Fuz ya es familia.


Alejandro Laurenza
del libro El diario de Toba

sábado, 4 de diciembre de 2010

Animarse

Publicaré hoy una reflexión escrita hace tiempo, acerca de lo que nos cuesta a veces lanzarnos, sinceros, a la concreción de nuestros sueños.

Animarse

Uno sabe (porque saber sabe) que hay que moverse, que hay que matar la rutina, que hay que salir a otras calles, visitar otros cielos, nadar otro ríos.

Sin embargo se deja caer, se deja encerrar, y se encuentra, como siempre, en la misma calle, bajo el mismo cielo, y frente al mismo río que nunca se animó a nadar.

Alejandro Laurenza