Feria del libro de Buenos Aires 2016. La visito como otros años: varias veces en la misma edición; no tanto para ver libros, sino más para asistir a charlas, presentaciones, conferencias, mesas de debate, y demás propuestas que fluyen en el marco del encuentro.
En cada ocasión la curiosidad me depara sorpresas, y ahora es el turno de Bookstagram.
¿Qué será esto?, pienso. Evento para jóvenes, dice el programa de actividades del día. Lo cual se confirma rápidamente al observar la fila de chicos aguardando el ingreso a la sala.
Con mis casi cuarenta, desentono de lo lindo en medio del piberío.
Ya ubicado en mi asiento, me entero de que Bookstagram es una suerte de comunidad, dentro de la red social Instagram (claro, por eso me sonaba tanto), integrada principalmente por menores de veinte años, aunque también los hay de veintipico, (los bookstagrammers) que además de leer, dedican gran parte de su tiempo a sacar fotos a los libros, para luego compartirlas en la web.
Son fotos cuidadas, artísticas, tomadas con verdadero amor por la lectura, en las que se suman objetos decorativos, como pétalos de rosa, papelitos de colores, una taza de chocolate o de café.
Sí, amor por la lectura, fue eso lo que dije. En estos tiempos.
¿No se les viene a la cabeza la cantinela repetida de que la gente ya no lee, y menos aún los chicos?
[Las fotos publicadas en este artículo pertenecen a @locaxlibros]