Quienes escribimos, sabemos de sobra que acabar nunca se acaba. Habrá siempre lugar para pequeños retoques, y hasta reescrituras cuando lo creamos necesario. Cada vez que le demos una nueva mirada a nuestro trabajo, no tendremos más remedio que modificarlo.
Por eso digo presentable. Después veremos.
Su título, El amor y la furia. Su posible clasificación (nunca fui bueno para estas cosas, y probablemente nunca lo sea), novela corta existencialista. Su texto de contratapa (al menos por ahora), el que dejo a continuación.
La vocación, el destino, el amor agazapado en cualquier esquina. El desconcierto de estar vivos, la ternura, la felicidad transparente y efímera. La razón socavada. El final. La furia.
En el asesinato inexplicado de un hombre se inicia esta historia. Y a partir de allí van surgiendo, como en un rompecabezas, las circunstancias que lo hicieron posible.