viernes, 22 de abril de 2011

Auspiciantes, se buscan

Los libros no llevan publicidad. No suelen llevarla. Aunque hay excepciones: pocas, muy pocas. Y entonces uno se pregunta ¿por qué no? Y la respuesta está implícita. La literatura, como toda actividad artística, intenta ser inmaculada, pretende mantenerse a salvo de los vaivenes no siempre limpios del mercado.

Pero los libros se venden, dirán algunos, no están a salvo del mercado. Eso es distinto, retrucarán otros, el artista permanece al margen (¿al margen?). Y así podremos inciar una discusión que probablemente no acabaría nunca.

Quizá algún desperevenido meta en el medio al periodismo: ¿acaso el buscador incansable de la verdad no acepta que haya avisos publicitarios al lado de sus incansables y verdaderos artículos, ya sea en periódicos o revistas? No son tan incansables ni tan verdaderos, opinarán los más excépticos. Hay de todo, los defenderé yo, mezclándome en el debate, como quien no quiere la cosa; existen momentos para escribir (literatura, periodismo, lo que sea), para ser honesto con el propio espíritu, y momentos para lanzarse a la impureza del mercado, intentando generar así nuevas ocasiones para escribir, y volver a ser honesto con el propio espíritu.

Al grano, reclamarán ustes, que a esta altura ya están cansados de tanta palabrería, ¿estás buscando auspiciantes?, ¿vas poner avisos publicitarios en tus libros?, ¿dónde? Sí, responderé yo, con cierta desvergüenza, destinaré dos o tres páginas al principio del libro, vamos a ver si resulta. Hmm, dudarán ustedes con razón, ¿no te alcanza con salir vos mismo a vender tus libros? Alcanzar me alcanza, volveré a responder, pero con lo justo, y mi intención es vivir de la literatura, y no estar con la soga al cuello cuando llegan los últimos días del mes. Está bien, quizá concedan ustedes, pero después bancate el desprestigio. ¿Qué desprestigio, contestaré con insolencia, si no tengo ningún prestigio que pueda ser desprestigiado? Y tal vez dejemos ahí la conversación.

Así que ya saben. Auspiciantes, se buscan. Si sospechan de alguien que pueda interesarse, le pasan la dirección de este blog. Gracias muchas.

lunes, 18 de abril de 2011

Bookcrossing

Bookcrossing es un movimiento internacional de difusión de libros. Una persona cualquiera puede tomar un libro también cualquiera, registrarlo en la página de internet y, luego de identificarlo debidamente con las etiquetas y el número obtenido durante el registro, liberarlo para que comience la cadena de lectura.

La liberación puede ser en la jungla (es decir en un bar, en el banco de una plaza, en una estación de tren o donde a uno se le ocurra), como también puede ser controlada (entregándoselo en mano a una persona elegida).

Quien encuentra o recibe un libro, ingresa a la página de Bookcrossing (en condiciones ideales de buena voluntad) para informar en su ficha el estado actual (recordemos que cada libro tiene un número único), pasando por ejemplo de Liberado a Pendiendiente de Lectura.

Luego de ser leído se modifica otra vez el estado, y se efectúa la correspondiente liberación, dando inicio a un nuevo ciclo. En todo momento es posible, además, dejar comentarios o impresiones acerca del libro que llegó a nuestras manos.

En lo personal, había oído hablar de este movimiento, pero recién tuve mi bautismo hace un par de meses, cuando me acerqué en Palermo a ofrecer mis libros a un grupo de chicos practicantes (o BCeros, como gustan llamarse).

Mi inicio fue con Un mundo feliz de Aldous Huxley, que hacía tiempo tenía ganas de leer. Entonces decidí participar con mis propios libros, osea aquellos de los que soy autor, liberando casi cuarenta ejemplares que hoy se encuentran quién sabe dónde.