Esta entrada es para quienes se encuentren transitando un camino similar al mío, quizá unos pasos anteriores a los que yo ya he dado, y tengan ganas de conocer algunas experiencias propias que tal vez les sirvan de ayuda.
Básicamente tenemos dos formas de publicar: con editorial o sin editorial. La segunda, aquí en Argentina, se denomina edición de Autor.
Si bien aún no he publicado con editorial, puedo contarles algunas cosas que conozco gracias a Blogs como
Miserias Literarias,
Cómo llegar a publicar y
Fantástica Literatura (realmente les recomiendo que se tomen un tiempo para pasar por allí, hay mucho por aprender), entre otros, como así también otras cosas que intuyo y con las que creo no estar muy lejos de la realidad.
Cuando uno publica con editorial, en principio sólo debe preocuparse por la calidad de su obra, quiero decir por escribir aquello que quiere de la mejor manera posible. Luego será la editorial la que se encargue de indicarnos las correcciones que crea pertinentes, la que se ocupe del armado del libro (eligiendo tipografías, diseño de tapa e interiores, calidades de papel), la que tenga contacto con distribuidores para colocar nuestro libro en los diferentes puntos de venta, la que lleve a cabo la difusión a través de diversos canales, y la que, por último, se encargue de liquidarnos las comisiones acordadas. No digo que esto sea todo lo que hace una editorial, es sólo lo que yo percibo, y que me parece destacable visto desde afuera.
Ahora bien, publicar con editorial también nos lleva a dos caminos diferentes: el primero es el de encontrar una editorial que apueste por nuestro trabajo y que asuma los costos y riesgos de la publicación, mientras que el segundo se trata de contratar a una editorial que haga un trabajo similar a la primera, pero donde los costos y riesgos de publicación serán asumidos por nosotros. En muchos lugares leí que a esto último lo llaman Autopublicación, o Coedición si los gastos son compartidos, que no debe confundirse con la mencionada edición de Autor, donde nosotros somos la editorial misma.
El primero de esos dos caminos, es decir la editorial que apuesta por nuestro trabajo, es el sueño al que todos aspiramos, y es la senda natural en la carrera de cualquier escritor. A esta se puede llegar de manera directa, o a través de agentes literarios. Quizá más adelante hable un poco más al respecto, pero por ahora vuelvo a recomendarles que recorran los Blogs mencionados al principio.
En cuanto a la Autopublicación tampoco lo he hecho nunca, pero puedo decirles que deben estar muy atentos. Conviene contar con buenas referencias antes de zambullirse en estas aguas. Estoy seguro de que hay editoriales que cobran por su trabajo y que luego lo hacen muy bien, respetando todo lo que uno espera de ellas, pero también hay muchas (y de esas algunas conozco) a las que sólo les interesa el dinero. Estas últimas a veces ni siquiera llegan a publicar nuestro libro, luego de habernos cobrado, o, si lo hacen, la publicación deja mucho que desear. No digo que sean todas iguales, sólo digo que se informen para poder elegir sin encontrarse luego con sorpresas.
Al mismo tiempo, debemos tener en cuenta que llevar nuestro libro a papel no significa más que eso. Quiero decir que no es garantía de nada. Para que ese libro luego se venda, no basta con que tenga una calidad aceptable, requiere además de mucho trabajo y compromiso. En definitiva, las preguntas son: ¿está la editorial que contratamos en condiciones de cubrir nuestras expectativas? ¿Cuántos de los escritores que ellos han publicado consiguieron cubrir las suyas? ¿Sabemos dónde nos metemos?.
Para terminar, vamos a hablar de la edición de Autor, donde no hay editorial sino imprenta (esta es la que más conozco, dado que así publiqué los tres libros de poesía que hasta ahora tengo). En este caso, como había mencionado antes, somos nuestra propia editorial, es decir que nos caben a nosotros todas las responsabilidades: desde el tipeo y corrección de nuestro libro (aquí nadie nos va a decir si lo que hacemos vale o no la pena de ser publicado) hasta la búsqueda de canales de venta. La imprenta recibirá de nuestra parte un archivo con el diseño de tapas e interiores, sobre el cual hará la impresión y la encuadernación de los libros (al menos esta es la experiencia que yo tengo), y su trabajo no implicará opiniones literarias de ninguna clase, y quedará terminado al entregarnos las cajas con los ejemplares solicitados. Por supuesto que el costo de publicación quedará también a nuestro cargo, y tendremos que buscar la manera de que un libro pueda financiar al siguiente, y no encontraremos mucha más ayuda que nuestras propias ganas de seguir adelante.
Si me preguntan cuál es el mejor camino a seguir, sin dudas les diré que el de encontrar una editorial que apueste por lo que hacemos, sobre todo si eso que hacemos responde al género de novela, o libro infantil, o quizá algún tipo de ensayo. Sin embargo, hay géneros como poesía o cuento que se venden mucho menos que los anteriores (por no decir poco y nada), y, como sabemos, una editorial no es una entidad de beneficencia, sino una empresa que invierte en aquellos libros que cree que se pueden vender.
Quiero decir que si escriben poesía, como es mi caso (o al menos con lo que yo me inicié), no está nada mal comenzar con edición de Autor, o incluso con Autopublicación si prefieren que los ayuden a armar su libro, pero sin olvidar nunca lo antes dicho. La calidad literaria dependerá únicamente de ustedes: si pagan seguramente publicarán (intenten no creerse los elogios de quienes esperan algún dinero de su parte), por lo que son doblemente responsables por su trabajo. Por otro lado, tener el libro en las manos es sólo el comienzo (un comienzo muy pequeño en verdad) de un camino largo y difícil, que sólo puede ser seguido cuando a uno le apasiona lo que está haciendo.
Espero que todo esto les sea de alguna utilidad, y no los desanime, sino que, por el contrario, puedan tomarlo como herramienta para avanzar en lo que aman hacer.
En entradas futuras les contaré las alternativas que fui encontrando para vender mis libros, las dificultades de cada una de ellas, y las satisfacciones, por supuesto, que me impulsan a seguir adelante.