Hace un par de meses me escribieron algo que me hizo sentir muy mal. Fue una excepción entre la multitud de comentarios positivos, pero aún así me costó bastante sacármelo de la cabeza.
No se trató de una crítica constructiva, que a veces las recibo y bienvenidas son. Fue un mensaje cargado de enojo y resentimiento, disparado impunemente por quien (se nota en su estilo) tiene arraigada la costumbre de herir.
Este poema es mi catarsis.
En respuesta
Qué sabrás vos
de lo que se debe o no se debe.
Habrás sufrido seguramente,
habrás hecho dura la carne
en aquel infierno personal,
te habrán mutilado el corazón
y la esperanza
en el amor de los hombres.
Pero qué sabrás
de lo que se debe
o no.
Si trastoca tu prisma
la realidad confusa
ante tus ojos,
si muestra oscuro y deleznable
hasta el inocente vuelo
de un bichito de luz,
hasta el cielo amanecido,
hasta las líneas frágiles
en que poso la pluma
sin mayor intención
que la de volver a ser un niño
desprevenido y feliz.
Decime vos
qué sabrás.
Alejandro Laurenza
2 comentarios:
Me alegra muchísimo que hayas podido dejar atrás ese feo comentario. Tu respuesta muy contundente. Seguí adelante, seguí haciendo lo que te gusta, lo que te hace feliz, lo que te llena el alma. Con muchísimo esfuerzo y dedicación fue como partiendo desde el llano absoluto pudiste llegar hasta aca y crecer todo lo que creciste. Hay muchísimo camino mas por recorrer y descubrir. Muchas veces ese tipo de comentarios, después de un largo proceso interno, te impulsan con mayor fuerza a seguir en tu senda. Dale para adelante "dibujando" tu camino... Un gran abrazo. H. Branca.
Gracias, Herny. Me costó procesarlo y entenderlo pero acá estamos, aprendiendo también que estas cosas pueden ocurrir: hay gente capaz de tergiversar demasiado un texto según sus malas experiencias, encontrando en cualquier sitio lo que espera de antemano encontrar.
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