jueves, 24 de diciembre de 2020

Navidad

 Y el tiempo no para. Ecuchando La Bersuit en esta casi Navidad distinta. Antes Rodrigo, Los Decadentes, Los Cadillacs, Gilda. Sí, todo muy nuevito, ¿qué querés? 

Sólo nosotros cuatro. Bailamos un poco. Comimos. Tomamos. Ahora los chicos hacen bailar estrellitas y bengalas, mientras esperamos que se hagan las doce para descorchar alguna sidra, un ananá, cortar un pan dulce. Así estamos. 

Feliz Navidad, como podemos, cada uno como puede. El próximo año será mejor, no tengo dudas.

martes, 1 de diciembre de 2020

lunes, 16 de noviembre de 2020

Estadísticas extrañas

Desde hace un tiempo empecé a tener en este blog literario muchas visitas provenientes de Hong kong y Alemania, y también de otros países de habla no castellana. La verdad es que no entiendo. Me inclino a pensar que hay un error. Me halagan las visitas pero no entiendo.


Estas son de las últimas 24 horas.



Quiero creer

 Poema Quiero creer, del libro Soy Culpable.



martes, 22 de septiembre de 2020

sábado, 5 de septiembre de 2020

Sin barbijo

Corto las ramas del árbol, que tenía todavía amontonadas en el patio, de la última poda. Armo paquetes no muy grandes, para que después el camión se las lleve rápido. Las saco a la vereda. Y cuando estoy volviendo, me sorprende el jazmín chino que tenemos plantado en la puerta. Este año está más florido que nunca, desborda la reja hacia la calle, anticipa la primavera. Me tomo un segundo y lo huelo. Ah, me digo, me recuerdo, ahí está la vida: fue una suerte habérmela topado sin barbijo.

viernes, 12 de junio de 2020

Hojitas

Cuando vendía libros por las plazas y tenía uno o dos títulos publicados, ninguno para niños todavía, y aún no me aferraba a la posibilidad de que pudiera ganarme la vida así, un día una nena me regaló un puñado de hojitas.

Yo hablaba con la mamá seguramente, que leía o escuchaba algún poema recitado por mí, y entonces la nena me obsequió el tesoro que tuvo a mano.

Veinte años después esas hojitas secas que nadie más que yo recuerda (o eso creo), permanecen en una pequeña caja transparente, de plástico, donde en su momento las supe acomodar, y las mantengo a la vista en el ropero y las puedo mirar todas las mañanas o todas las tardes, aunque casi nunca lo haga (así de autómatas somos las personas) y me pueden sorprender, trayéndome viejos recuerdos, cuando ellas en verdad lo desean.

domingo, 7 de junio de 2020

Tomo apuntes

Tomo apuntes en un cuadernito espiralado. Ideas sueltas. Frases entrecomilladas de la canción que escucho, de la autora que se me dio por leer, o de los divagues propios a los que me entrego. No espero nada. Sólo escribo.

Los renglones de la hoja están demasiado juntos. Si los respeto, me asfixio. Si voy de dos en dos, me sobra el aire, siento que las palabras se me vuelan.

¿Qué hacer entonces?

Fácil, olvidarme de los renglones, escribir como si de una hoja blanca y lisa se tratara, no ceder a las presiones del diseñador de cuadernos de oficina.

miércoles, 3 de junio de 2020

Interludio

Microrrelato de estos días.


INTERLUDIO

Era tierra de barbijos. La reciente soledad y el silencio, se trocaban por unos rostros espaciados que no había manera de reconocer.

ALEJANDRO LAURENZA

jueves, 21 de mayo de 2020

Presentando mis libros

En este video cortito, de poco menos de un minuto, voy mostrando mis libros, tanto para chicos como para grandes.


martes, 12 de mayo de 2020

Revista cultural El Almacén

En la última edición de la revista cultural El Almacén, de Lima, Perú, publicaron mi poema "A cara lavada".

¿Tienen ganas de leerlo? En el siguiente link pueden descargar la revista completa: Aquí

Sumo además un video que grabé en casa en los días previos, leyendo el poema. :-)


miércoles, 22 de abril de 2020

El mago Pascualito por Eva Pérez Meis

Tengo el gusto de que Eva Pérez Meis, en el marco de El día del Libro de Sant Jordi 2020, haya leído y grabado con su linda voz, varios de los cuentos de El mago Pascualito.

¿Les gustaría escucharlo? Acá va el audio.


lunes, 13 de abril de 2020

Mis ebooks infantiles

A instancias de la cuarentena global que estamos viviendo, me decidí a digitalizar mis libros infantiles; los mismos que hasta hace poco podía ofrecer en papel libremente por la ciudad, eligiendo barrios y medios de transporte sin pensar demasiado, dejándome llevar por la intuición y las ganas del momento; hoy se hacen ebook y se montan a un medio diferente, el de los ceros y unos y la telaraña de internet, que (afortunados de ellos) mantienen el privilegio de desplazarse, sin tener que esperar que les toque la hora del permiso.

Dicho lo anterior, es a la vez una buena oportunidad de explorar nuevas alternativas, de buscar caminos distintos, para que estos cuentos que se escriben en soledad, destinados en principio a conmover y sacarle una sonrisa a ese niño que aún soy, alcancen tal vez a pequeños lectores, cercanos o distantes, a los que de otro modo no hubieran llegado.

Así, quedaron plasmados en formato electrónico la serie de Cuentos de Toba y Fuz (El diario de Toba, Los cuentos de Toba, El diario de Fuz), El mago Pascualito, la serie de Toba y Fuz para bebés (Toba y los colores, Fuz y la formas, Croack y los números), en inglés (Colors with Toba, Shapes with Fuz, Numbers with Croack), y se dio el gusto de irrumpir un librito para bebés que hasta ahora no había hallado lugar en soporte físico: Los sueños de Pascualito, del que seguramente dedicaré más adelante una entrada especial.

Están disponibles en Amazon para ser leídos en su famoso lector Kindle, pero también para PC, Tablet o Teléfono móvil, descargándose primero la aplicación gratuita correspondiente.




Los encuentran en el siguiente link:

http://relinks.me/AlejandroLaurenza

#ebooks #kindle #kindleunlimited

jueves, 9 de abril de 2020

Coronavirus

Un poema, hoy.

CORONAVIRUS

Nos paralizó el corona,
nos dejó quietitos
en casa
con la aceptación sumisa
de quien sabe
(de quienes creemos saber)
que está haciendo
lo que debe.

Nos tomó por asalto
el corona,
vino de lugares remotos,
de sitios
de los que apenas
hemos escuchado su nombre
(o ni siquiera eso),
nos agarró de los pies
y nos dejó plantados
en casa,
a nosotros,
justo a nosotros
que estamos definidos
por el movimiento.

Nos digitalizó a la fuerza
el corona,
nos descendió
a puntos inimaginables
de abstracción y lejanía;
todos los abrazos
se volvieron virtuales
y los besos
y los mates
y la espera.

Nos tiene acá el corona,
entretenidos y encerrados:
anhelando que la vida
vuelva a ser.

(Abril de 2020)

ALEJANDRO LAURENZA

martes, 7 de abril de 2020

La crisis de escritura

Venía con una crisis de escritura. Bastante tiempo sin poder soltar los dedos en el teclado o la birome en el cuadernito. La sensación conocida, asfixiante, de no poder volver a hacerlo más.

Si algo me mantenía firme, era el hecho de saber que estas cosas nos pasan periódicamente a quienes nos dedicamos a escribir. Bloqueos, les dicen. Pueden ser breves o largos, larguísimos: al menos así parecen mientras los transitamos.

Pero buen. Una semana antes de la cuarentena opcional (no la obligatoria, la opcional), logré empezar a sacudírmelo tímidamente. Me aferré a ciertos lugares y personajes sobre los que tenía ganas de contar, en clave de historias para niños, y poco a poco, me fui soltando, me volví a entusiasmar (en el fondo, toda crisis personal no es sino de entusiasmo, de sentirse vivo en lo que uno está inmerso).

Así llegué entonces a la primera de las cuarentenas. Escribiendo. Así transité la segunda, y me metí en lo que podríamos llamar la tercera, aunque por acá le digan con asepcia segundo ciclo.

Ahora ya no tengo dudas de que lo puedo seguir haciendo: ni intelectual ni emocionalmente. Puedo escribir sin tener que pensar, como si volviera a andar en bicicleta. Ahora lo que intento, sin embargo, es resolver la otra crisis (en la que nos metimos la mayoría de las personas), la crisis de ingresos.

De esa sabremos también salir.

jueves, 26 de marzo de 2020

En tiempos de coronavirus

No sé cuánto va a durar la cuarentena. No tengo manera de influir en éso. Tampoco me desespera. Lo que sí presiento es que pos cuarentena, se va a mantener por algunas semanas, o meses, una especie de psicosis social: de no querer estar en contacto con el otro; ese otro que ya antes era una amenaza, y en el futuro cercano (ojalá me equivoque) lo será aún más.

En ese contexto, yo, escritor independiente que suele hablar todos los días con un centenar de personas para ofrecer sus libros, busco alternativas. ¿Tendría que haberlo hecho antes? Sí, es cierto, pero ya no importa, lo hago ahora. ¿Cuáles pueden ser esas alternativas? Libros electrónicos, venta de libros en papel a través de intermediarios, alianzas con quien trabaja con productos afines, o lo que se me pueda cruzar en el camino. Ya lo sabremos.

Hay que prepararse para las nuevas condiciones de trabajo. Por las dudas. Aunque la realidad después no nos de la razón, y todo siga siendo como era.

miércoles, 12 de febrero de 2020

¿Dónde está?

¿DÓNDE ESTÁ?

¿Dónde está la poesía?
¿En qué rincones
de mí
dormida se esconde?
¿En qué sitio se guarda,
se refugia?
¿Desde qué jardines
indolente
murmura?

¿Dónde está la poesía?
¿Por cuáles veranos
se sintió
despreciada?
¿Herida por qué flechas
venenosas?
¿En qué olvidos
todavía me espera?

¿Dónde está la poesía?

Sabe dios
dónde está.


ALEJANDRO LAURENZA

miércoles, 1 de enero de 2020

Nueve años

En este último año, el noveno vendiendo libros por la ciudad, debo admitir que me aburrí un poco, me costó encontrar motivación. A las dificultades económicas que la mayoría de los habitantes de este país debimos enfrentar, producto de la crisis, se le sumó la pesadez de la rutina.

Es que nueve años es bastante. Ya rara vez me ocurre descubrir un lugar diferente, que no hubiera visitado hasta el momento, unas calles no transitadas. La repetición terminó por arrinconar el asombro, ese que siempre me cautiva y me empuja a seguir sin preguntarme por qué.

Esto no quiere decir que vaya a claudicar, soy demasiado obstinado para bajar los brazos, pero estoy en un punto en que el cuerpo me implora hacer algo distinto: ¿cómo?, ¿qué?, no lo sé aún, no lo puedo decir; ya veremos con el correr de los días.

Lo importante, creo, es asumir la molestia e intentar tomar acción.