sábado, 19 de septiembre de 2015

Encuentros (XIX)

Cosas que pasan en la calle, en relación a los libros.

XIX

Me vas a iniciar en la lectura, confiesa. Tendrá unos veinticinco años. En Morón, a pocas cuadras de la avenida Don Bosco, límite con La Matanza.

No está segura de qué libro comprarme. Los mira, los da vuelta para un lado y para otro, lee las contratapas.

¿Cuál me recomendás?, pregunta. La novela, arriesgo yo, creo que es mejor para empezar, te va a ir llevando.

La situación no es nueva: una persona eligiendo leer un libro por primera vez (sin obligación, sin exámenes). Y sin embargo el orgullo (el sano, el que me hace sentir bien) sí parece nuevo: recién inventado parece.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Lo que me falta

Empecemos por lo que tengo. Por suerte y por trabajo, mis libros se van vendiendo cada día, cuando recorro la ciudad (mochila al hombro) y le cuento a la gente y le muestro y camino y regreso cada tanto.

Lo que tengo es poder vivir más o menos bien de lo que elijo, sin tirar manteca al techo pero bien, luego de haber arrancado sin nada y de la nada, y de sostener el esfuerzo durante varios años; más allá de los altibajos propios de cualquier actividad independiente.

Lo que tengo es cierto reconocimiento de lectores que a veces me escriben por mail o Facebook, o que vuelvo a encontrar en las rondas callejeras.

Eso es lo que tengo. Sí. Ahora vamos a lo que falta.

Lo que me falta, lo que me gustaría, es además recibir pedidos de libros, que me faciliten la tarea. Para ser honesto, en ocasiones ocurre pero no deja de ser una excepción.

Lo que me falta es la venta mayorista a librerías, jugueterías o comercios afines. No la consignación (que, ya comprobé, no da resultados al emprendedor pequeño), sino la venta en firme. Es verdad que un poco lo hago, pero en muy baja escala, y creo que en algún momento debería dar el salto.

Eso es lo que falta. ¿Alguien tiene sugerencias?