lunes, 18 de junio de 2012

Viajar

Amo viajar. Es de las cosas que más me gustan en la vida. Bosquejar un rumbo más o menos difuso, donde lo único cierto es el punto de inicio, y lanzarse a la pequeña aventura de dos o tres semanas, o incluso más si las obligaciones y la situación económica lo permiten.

Así recorrimos junto a mi mujer, mochila al hombro, gran parte de este bello país. Fuimos reincidentes en el sur, intentamos desmenuzar la patagonia andina desde Ushuaia hasta Neuquén, nos cruzamos a Chile (aunque menos de lo que habríamos deseado).

Supimos acampar en Córdoba, Misiones, San Juan, Tucumán. Nos escapamos a Mendoza, Corrientes, Salta, Jujuy. Exploramos Entre Ríos, el interior de Buenos Aires. Compartimos algunos de estos viajes con amigos, logrando así una cercanía distinta, especial.

Nos dejamos sorprender por la vieja Europa. Fuimos niños en los mismos pueblos en que nacieron o crecieron nuestros padres. Saltamos de un lado a otro con las mismas mochilas, algo más gastadas por el camino andado.

En cada sitio nos prometimos volver. Hemos cumplido a veces. Seguiremos trayendo nuevos paisajes a nuestra breve existencia, donde podremos ejercitar luego la memoria. Todo será insuficiente, claro, pero esa insuficiencia nos mantendrá en movimiento, nos hará sentir vivos.

Hoy las cosas no son tan simples. Tomamos dos decisiones trascendentales que relegan un poco los viajes. La primera, tener hijos, plasmada hasta ahora en una niña de la que aprendemos cada día. La segunda, aceptar mi vocación literaria, aunque se queje el bolsillo a fin de mes y las cuentas deban ser llevadas con mayor cuidado.

Pero poco a poco le encontraremos la vuelta. Volveremos a viajar. Estoy seguro.

sábado, 2 de junio de 2012

Los cuentos de Toba (¡nuevo libro infantil!)

Evidentemente a Toba no le alcanzó con el libro anterior. Hacía tiempo que venía con ganas de hacer algo nuevo, y en cuanto vio la oportunidad la aprovechó.

¿Y si publicamos otro?, me dijo un día con la mirada. No sé, Toba, le contesté, es mucho trabajo. Vos fumá, me tranquilizó él, y cerró los ojitos, como diciendo yo me ocupo de todo.

Igual de todo no se ocupó. Lo tuve que ayudar con las correcciones, Lucila Cardozo le hizo los dibujos para pintar y el diseño de tapa e interiores, y tuvo además el renovado apoyo de la Oficina Municipal de Letras de Tres de Febrero.

Al final este perro es un vivo. Escribe tres o cuatro cositas, y nos deja a los demás el resto de las tareas. No te quejes, vuelve a decirme ahora (siempre con la mirada) mientras pispea a Rocío que está tomando la teta. Es un trabajo de equipo, argumenta. Está bien, Toba, acabo resignándome después de pensarlo un rato, si vos lo decís, así será.

“Vino un día sin nombre, como un perro más que busca dueño.”…”Sonamos, pensé yo. Pero ya era tarde.”

Toba vuelve a contar en su diario perruno las historias de la familia, ahora agrandada por la llegada de Jackie. En el tono de siempre, que va de la inocencia al humor, descubre para otros, y para sí mismo, el mundo que lo rodea.