III
No uno, sino tres. Para el centro de jubilados. Un encargo que le hicieron cuando ella les habló de la novela (o se las mostró, no recuerdo exactamente). Me había comprado antes en Merlo, en un lavadero de ropa, un ejemplar para ella y también uno de Toba.
Sumó ahora poesía. Y los tres de novela que le pidieron.
Y la estación de Liniers más tarde, y una milanesa a la napolitana que disfruto, mientras escribo estas líneas.
Tengo que confesarte una puta verdad. Estas líneas me emocionan, porque son el sencillo testimonio de un escritor en su auténtico andar callejero, contactando lectores que se sumarán a esta emoción.
ResponderEliminarAbrazo, ídolo!!!!!!!!!!
Mano a mano con quienes nos leen, un gran privilegio, supongo
ResponderEliminarAbrazo
Y una milanesa a la napolitana... Alejandro, ¿ves por qué Amazon no te resulta? ¿Te ofrece, acaso, la posibilidad de que te quieran leer en un centro de jubilados, y al final de la jornada una milanesa a la napolitana?
ResponderEliminarAbrazos!
Esther